Twitter es un caos. Tanto desde el punto de vista técnico, con dos caídas a nivel global en menos de una semana, como en lo que se refiere a su gestión interna.
La última oleada de despidos, la semana pasada, afectó a más del 10% de los empleados que aún sobrevivían después de los brutales recortes de los últimos meses.
Pero Elon Musk no hace prisioneros en su empeño de lograr que Twitter sea viable a toda costa.
La última polémica protagonizada por el magnate tiene como víctima a Halli Thorleifsson, un diseñador islandés que lleva días intentando acceder al sistema interno de Twitter sin éxito.
Tras no recibir ninguna notificación del departamento de recursos humanos y temiéndose lo peor, Thorleifsson ha decidido preguntar directamente al director ejecutivo de la compañía a través de la red social.
«Hace 9 días restringieron mi acceso, junto a otros 200 empleados de Twitter. El departamento de RRHH no es capaz de confirmar si soy un empleado.
No has contestado a mis correos. ¿Quizá si mucha gente me retuitea me contestas?», rezaba el tuit.
Al cabo de unas pocas horas, el magnate le ha respondido con otra pregunta: «¿Qué trabajo has estado haciendo?».
El diseñador le ha comentado entonces que para hacer pública esa información «tendría que romper la confidencialidad».
Con el beneplácito de Musk, Thorleifsson ha hecho una lista con las distintas tareas que ha llevado a cabo dentro de la compañía.
Ni corto ni perezoso, el propietario de Tesla le ha contestado que sin imágenes como prueba de su trabajo, eso nunca habría sucedido.
«No hemos contratado puestos de diseño en 4 meses», añadía en su respuesta, acompañándola poco después de la escena de una película en forma de meme.
Poco después Musk ha borrado algunos de sus tuits y Alex Cohen, ex empleado de Twitter, compartía una captura de pantalla de toda la conversación.
Ha sido entonces cuando el magnate ha querido dar su versión de los hechos.
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