Las tecnologías poseen facetas tanto beneficiosas como preocupantes. Desde tiempos antiguos, el fuego hasta la energía nuclear, y ahora la inteligencia artificial (IA). Mientras la IA puede innovar en medicina, su aplicación en la guerra es inquietante.
Israel destacó con su sistema Evangelio, una IA para identificar objetivos y minimizar daños colaterales. Eric Schmidt, ex-CEO de Google, lideró el proyecto «White Stork», centrado en drones de combate con IA.
Schmidt, influente en el ámbito militar, sugirió usar drones para contrarrestar la invasión rusa en Ucrania. Sin embargo, expresó preocupación sobre el impacto de la IA en conflictos, comparándolo con armas nucleares.
Recientemente, el Pentágono desplegó bombarderos con IA en Medio Oriente, responsables de más de 85 ataques en Irak y Siria. Aunque los algoritmos identificaron objetivos, las decisiones de bombardeo aún son humanas.
El Proyecto Maven, apoyado por Google y liderado por Schmidt, busca automatizar operaciones militares. Este desarrollo plantea interrogantes éticas y geopolíticas sobre el uso de la IA en conflictos, una tendencia que es probable que se expanda a nivel global.
En resumen
La creciente utilización de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito militar plantea preocupaciones éticas y estratégicas. Desde Israel hasta Estados Unidos, se observa un avance en el desarrollo de sistemas autónomos para la identificación y ataque de objetivos en conflicto. Eric Schmidt, ex CEO de Google, lidera proyectos como «White Stork» centrados en drones de combate impulsados por IA. Sin embargo, estas innovaciones generan debates sobre la ética y el control humano en la toma de decisiones bélicas. El reciente uso de IA por parte del Pentágono para dirigir ataques en Medio Oriente destaca la creciente adopción de esta tecnología en la guerra, lo que plantea desafíos y dilemas respecto a su papel en el futuro del conflicto armado.
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