Desde 2018, Audrey vive en Lord’s Court, un moderno edificio de tres pisos en Peckham, al sur de Londres. Recuerda vívidamente el día en que la policía allanó el departamento al otro lado de la calle.
«Supe tan pronto como abrieron la puerta que algo malo había sucedido. Se notaba en sus rostros», dice Audrey.
En el pequeño estudio, la policía encontró los restos de la secretaria médica Sheila Seleoane, de 58 años. Era poco más que un esqueleto, vestido con un pijama azul y blanco. La policía no está tratando su muerte como sospechosa.
Un postre de gelatina y nata en la nevera reveló cuánto tiempo llevaba allí su cuerpo: había caducado hacía dos años y medio.
Durante mucho tiempo, los vecinos de Sheila habían tenido claro que algo andaba mal.
Semanas después de la fecha estimada de muerte de Sheila, agosto de 2019, Chantel, que vive en el piso de abajo, tuvo que cambiar una bombilla en su apartamento. Cuando quitó el viejo, un montón de gusanos cayeron del techo. En las siguientes semanas, el problema empeoró.
“Aparecieron en la habitación, la sala y el baño”, recuerda. «Estabas sentado en el sofá y después de un rato veías que uno estaba aplastado. Era como vivir en una película de terror». Chantel dice que llamó a Peabody, una organización sin fines de lucro que administra esta y otras viviendas asequibles para aquellos que no pueden pagar el alquiler a precio de mercado, pero le dijeron que no se ocupan de los problemas de gusanos.
“Es realmente triste que alguien pueda estar (muerto) en su departamento por tanto tiempo y nadie lo encuentre, nadie intente contactarlo”, dice.

FUENTE:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-65162824